domingo, 21 de diciembre de 2008

A 20 años de la muerte de Federico Moura

Prolongaré mi sonido azul, por los parlantes te iré a buscar...

Su imagen andrógina fue la que hizo que en un principio sea rechazado -tanto por los medios, como por la sociedad y hasta por algunos colegas-. Pero con el paso del tiempo, sus letras, su profesionalismo y su presencia, fueron las que lograron que Federico Moura aportara fineza y glamour al rock nacional.
Un joven con pelo corto, jeans y remera ajustada, que correteaba, saltaba y realizaba movimientos controvertidos en un escenario llamaba la atención a principio de los 80. Esas características hicieron que la prensa lo apodara como "el Bowie argentino", y que cada vez que Moura se ausentara de escena, la energía de un show disminuyera.
Con el correr de los años, las remeras dejaron su lugar a las camisas siempre abotonadas hasta el cuello, su pelo se alargó y su cuerpo fue adelgazando, a causa del SIDA. Pero no alcanza con mirar una foto para conocerlo, sólo basta con escuchar un disco de Virus para saber que era un joven emocional y apasionado por la música.
De por sí, sus ojos denotan una sensibilidad poética y sonora que pocos artistas lograron tener en la Argentina. En los 8 años en los que Virus alcanzó la fama, Federico jamás tuvo un día de descanso y tranquilidad. Desde los naranjazos en el festival Prima Rock del 81, con Wadu Wadu (81) recién salido del horno; pasando por los constantes cuestionamientos de ciertos sectores por su orientación sexual, hasta tener que afrontar la ardua tarea de grabar un disco sabiendo que el final estaba cerca. Seguramente, Superficies de placer (87) sea el álbum más personal para Federico y la banda.
El vocalista era un ser bastante inteligente como para saber cómo tratar a la prensa y soportar las críticas destructivas. “Los críticos cacarean y nosotros ponemos los huevos”, resume la frase de Oliverio Girondo que Federico repetía en Entra en movimiento del disco Recrudece (82). Tras las camperas de cuero de Agujero Interior (83) supo vislumbrar que la tecnología que se disparaban desde los teclados debía ser aprovechada. Relax (84) fue el primer paso para que Virus llegara al estrellato latinoamericano. Reconocimiento merecido que llegó de la mano de un trabajo casi improvisado por la presión del sello discográfico: Locura (85). Una oda a la masturbación y mucho pop convertieron a Virus en un referente de los 80.
Con su enfermedad acrecentada, Federico eligió Brasil para buscar calma e inspiración lírica para Superficies de placer. Para la grabación de Tierra del Fuego (88), el cantante no pudo seguir adelante y le sugirió a su hermano Marcelo que se hiciera cargo, habiéndole antes advertido que la crítica sería lapidaria hacia la nueva voz del conjunto platense.
El 21 de diciembre de 1988 Federico dejó esta vida silbándole un tango a su madre. Al enterarse de la triste noticia, Charly García declaró: “Perdí más que un artista, perdí a un amigo”. El rock nacional lamentaba una nueva baja. Un año después de la ida de Luca y algunos meses de la de Miguel Abuelo, los ochenta encontraron su final adelantado.

6 comentarios:

Silvia dijo...

hay que salir del agujero interior. :(

Diseño y Planificación Comunicacional dijo...

UN ARTISTA

Todavía faltan como veinte años más para que se lo entienda. Imaginate lo adelantado que estaba.

Cecilia Díaz dijo...

Excelente el cierre del post.
Toda la explosión de los 80' de la necesidad de expresarse en medio de la dictadura, fue más que efervecente pero con los tres que se fueron se termino una etapa. que bien le cabe la canción "los chicos" de calamaro.

Saludos!

Guille dijo...

Qué carajo piensa el 15% de gente que votó a babasónicos como el mejor disco del año frente a Aznar, Spinetta, LFC y en última instancia, rata blanca, guasones e intoxicados?

Yo todavía no lo entendí a Moura. Supongo que tengo que seguir esperando al lado del resto del mundo.

ChaPa ((( 22 ))) dijo...

ME MATASTE...


ChaPa ((( 22 )))

Luna dijo...

Una gran pérdida.

Saludos