miércoles, 12 de septiembre de 2012

All You Need is Love?

El último fin de semana me tocó vivir una de esas situaciones que muchos queremos evitar: una reunión en parejas. Con la salvedad de que yo no pertenecía a ninguna de las parejas presentes. Afortunadamente, desde hace tiempo mantengo mi soltería con una plena felicidad, y esta idea se reconfirmó gracias a dicho evento.

Para visualizar la escena con facilidad, paso a detallar que el lugar en cuestión era un living de una casa donde allí nos encontrábamos 2 parejas, 2 amigos (que fácilmente podían ser confundidos como novios) y quien aquí narra la historia.
Las charlas eran variadas: intimidades, ridiculeces, momentos gratos y tiernos, y las infaltables discusiones derivadas en peleas. A veces en broma y otras exageradamente en serio.
Pensar en el sólo hecho de tener que contar todo el tiempo sin parar qué es lo que hago con una pareja con quien convivo me produce un rechazo enorme y una renovada felicidad por estar soltero. Escuchar a 2 parejas hablar sólo de lo que su compañero de vida hace u ocupa su tiempo, me produce ganas de correr para cualquier lado cual Forrest Gump.
Es sabido e inevitable que en algún momento una de las peleas se pasa de rosca con los comentarios agresivos, que al principio causan gracia pero luego se tornan en facturas pendientes o indirectas bastante directas. ¿En qué momento de la noche ocurre esto? Simple, cuando alguien propone jugar a algo. Competencia, desafíos, rivalidad, ganador, perdedor. Son palabras que no deben figurar en un manual para parejas. Para que exista paz entre dos o más personas esas palabras tienen que ser evitadas.
Sin embargo, la idea de ponerse a competir parece que es atractiva para todo ser humano y puede aparecer en varias formas: dígalo con mímica, adivinar el dibujo, un karaoke o, en el caso de mi noche especial, el TEG.
Ese lindo jueguito en el que hay que conquistar el mundo. Uno tarda años en conquistar a una persona, mucho más tarda en conquistar el mundo creado con esa pareja y sin embargo se lanza a la aventura de conquistar al mundo entero.
Durante la “competencia” una de las parejas aprovechó para pasarse facturas y mirarse con cara de “en casa vamos a hablar seriamente”. Es probable que el enojo quede ahí y pase al olvido. Ese seria el mejor de los casos. Pero la verdad que no me importa, ya que mi feliz soltería hace que no me preocupe demasiado el destino amoroso de otros.
Una noche rodeado de parejas es suficiente para que mi cabeza vuelva a ubicarse en su feliz soledad.
Como pensé mucho en parejas, y en lo alejado que hoy (a punto de cumplir 30 años) me encuentro de esa situación, me puse a pensar también en parejas en el rock. Aquellas que sí funcionaron pese a las adversidades. Pienso en John y Yoko, en Linda y Paul y en Johnny Cash y June Carter. Una historia de amor de película.
Y quizás la excusa de todo lo anteriormente expuesto sea simplemente llegar al momento musical con el video de este legendario cantante al que vengo escuchando demasiado últimamente.
Aquí, Cash y June cantan un tema de Bob Dylan que justamente refiere a un hombre que le confiesa a una mujer no ser la persona que ella busca.

1 comentario:

SILDELSUR dijo...

Lo bien que haces de quedarte soltero!!!
Saludos!!!